Este dicho se utiliza para dar a entender que nos encontramos en los momentos previos a un acontecimiento, acción, decisión o resultado trascendentales.
- En los próximos días salen los resultados del examen MIR; estamos todos en capilla.
- Los jugadores están en capilla, concentrados y preparados para la gran final de mañana.
El origen, como suele ser habitual en estos casos, no está del todo claro. Podría habernos llegado por tres caminos distintos: las capillas habilitadas en las prisiones por orden de Felipe II para que los reos de muerte pudieran confesarse, oír misa y comulgar antes de la ejecución, la noche que pasaban en una capilla velando sus armas quienes al día siguiente serían armados caballeros y, para nosotros la más plausible, la que lo relaciona con la Universidad de Salamanca.
Era tradición que los aspirantes a doctores se encerraran en la capilla de Santa Bárbara de la Catedral Vieja, donde tendría lugar el último examen. Allí pasaban el día y la noche previos “velando” sus libros. Para descansar se sentaban en la silla situada ante la tumba del obispo Juan Lucero, fundador de la capilla a mediados del siglo XIV, con los pies apoyados en los de su estatua yacente, lo que, decían y dicen hoy, les infundía ánimo y, sobre todo, les daba suerte.